Migrante

Fray Andrés, nacido en Fuerteventura, Islas Canarias, España, el año 1800, siendo joven debió dejar su tierra natal, al igual que muchos coterráneos, en busca de mejores horizontes y viaja a Uruguay, donde trabaja duramente, dedicándose allí a vender objetos religiosos. Pero no por eso pierde la piedad adquirida en medio de sus mayores ni olvida los ejemplos aprendidos en la vida de San Diego de Alcalá o San Pedro de Alcántara, esos santos franciscanos de mucha devoción en su isla. Después ingresa como Hermano Donado al Convento de San Francisco, siendo destinado al oficio de limosnero. y como se producen movimientos políticos que llevan al cierre de los conventos, Andrés García se viene a Chile acompañando al P. Felipe Echanagusía. Son recibidos en la Recoleta.
Limosnero

La comunidad le encomienda el humilde oficio de limosnero, y su figura mal trajeada pronto se hace popular en las calles de Santiago. Ese oficio le permitió llegar a toda clase de gente: recurrió a los pudientes para solicitar ayuda, se acercó a los necesitados para entregar sus auxilios Para todos era Fray Andresito.
Piedad

!Alabado sea Dios! fue la expresión que lo caracterizó. Hizo de su vida un ejemplo de amor al Señor, a quien deseaba servir ya quien dirigía sus afectos. Frente al pesebre, a los pies de la Eucaristía, recorriendo el Vía Crucis, cantando a la Santísima Virgen, nos dejó un ejemplo de acercamiento a Dios.
Pobreza

¿Qué buscaba Fr. Andrés? desde luego, no quería ni gloria ni poder. Siendo laico, vivió pobremente en su país y en Uruguay, y en el convento practicó la más absoluta pobreza, desapegado de las cosas de la tierra, sólo preocupado de amar a Dios y ayudar al prójimo.
Solidaridad

Solidario con los necesitados, visitaba la cárcel y el hospital, y se acercó a los enfermos llevándoles las medicinas preparadas por él mismo, aplicándolas directamente con amor y encomendándolos a la intercesión de los santos. y sus manos hacían milagros.
Culto

Con qué amor cuidó del culto divino. Gran parte de las limosnas recogidas eran destinadas a la construcción del templo de la Recoleta, a la fabricación de los altares y a la confección de ornamentos.
Apóstol

Lo vemos como el apóstol del mundo obrero: cuando pocos se preocupaban de la clase trabajadora, Andresito reunía a esos esforzados hombres, los educaba, les enseñaba a rezar y practicaba con ellos el ejercicio del Vía Crucis, les entregaba amor y preocupación.
Muerte

Después de una virtuosa vida, entrega su alma al Señor, en el convento de la Recoleta Franciscana de Santiago, rodeado de una fama de santidad que dura hasta hoy día.
